13.8.06

Carta a un Maestro Zen...

El año pasado (2005) despues de un largo periodo de estudio sobre el Zen y la Enseñanza que sus Grandes Maestros nos legaron... practicar meditacion Zen en casa durante años, asistir esporádicamente al dojo Zen de Murcia.. realicé una estancia en el Monasterio Seikiuji (La Morejona) de Sevilla, en la que solicité formalmente la ordenación de monje zen (Bodhisatva).. el Maestro Doko Triet, aceptó ordenarme tres meses despues... Sin embargo, finalmente no lo hice al comprender, que el espiritu del Zen, según está expresado por Dogen, Daigu Riokan, y ejemplificado por el Gran Kodo Sawaki, no tiene nada que ver con lo que la Asociación Zen Internacional enseña actualmente a sus seguidores. Ello, motivó mi renuncia a la ordenación tres dias antes de la fecha en la que estaba programada... Antes de abandonar el Monasterio , el Maestro Doko me preguntó sobre las razones de esta súbita renuncia, acordé con él que le escribiría expresandoselas, detalladamente...y esta es la carta incontestada aún que le envié : Respetado Maestro Doko Triet: En realidad cuando viajé al Monasterio Seikyuji, para ordenarme Bodhisattva, yo yá me sentía totalmente monje... Toda mi personalidad, en su triple manifestación, habían sido yá ofrecidos al Divino... incondicionalmente.. eternamente..! Llegué al Monasterio con el corazón henchido.. Que rápida catársis me indujo a renunciar a la ordenación formal, a las 24 horas de mi llegada ?...varios factores me hicieron sentirme extraño y deshubicado.. y honestamente quiero expresarselos porque alguna extraña fuerza me impulsa a ello... ateniéndome a la percepción sentida en los diferentes ámbitos: Desde un principio me invadió la certeza de que los ritos y los imponentes ropajes carecían de vida..pues nó los respalda el amor, por lo tanto no hay interacción entre los miembros del grupo...de corazón a corazón..( i shin den shin )..sino que cada miembro de la comunidad se considera separado de los demás..y mejor según el derecho que tenga a ciertas parcelas de poder individual, en razón a sú proximidad a usted...cuanto más cerca están, más importantes se consideran y peor tratan a los demás, a veces yá no solo no hay amor, sinó que impera el despotismo... La falta de autentica espiritualidad se intenta paliar con normas rígidas, arcaicas, decadentes y que todavía avivan más el aspecto personalidad del grupo, en vez de fomentar , la unidad, el amor impersonal, el servicio desinteresado y la no separatividad... Tienen tanto apego a la forma y a las formas, que han olvidado la esencia que subyace dentro de todas ellas, dándole una importancia indebida a las apariencias, hasta tal punto que ha sepultado el espiritu de amor y fraternidad universal, que debe ser el nexo de unión de todos los grupos y comunidades espirituales... Cada comunidad individual no tiene fuerza por sí misma, ya que formamos parte de un Ser Celestial, la fuerza de cada grupo ó comunidad debe ser el servicio a los propósitos de la Totalidad...sólo cuando las celulas de ese Ser, sientan el amor y la unidad, estarán cumpliendo el Propósito de su existencia, en el plano físico. Las comunidades espirituales para que realmente puedan recibir ese nombre, deben originarse y expandirse merced a una fuente magnética irradiante (el Maestro)..que los una y coordine dentro y fuera de los planos físicos ...para recibir esa conexión es condición indispensable que al menos haya alguien que sea el receptor y el transmisor de esas corrientes espirituales...ese Maestro es responsable debido a su condición , de que entre la comunidad circulen las corrientes más puras y positivas, cerrándole el paso a las densas y egoistas...es decir el buen funcionamiento del grupo es confiado al Maestro, por su visión espiritual y superior capacidad de discernimiento... Si no existe en la comunidad alguna persona con esas cualidades ¿Cómo vá a saber si alguien está preparado para recibir una debida ordenación ?...no lo sabe, se limita y está limitado a una información exterior, de una persona que quizás no tenga tampoco visión discernidora, y que quizás carezca de amor... Como vá a ayudar a los que le han sido confiados ...? Como vá a evitar que la comunidad o el grupo caiga en el orgullo y egoismo espiri- tuales...? Cuando llegué al Monasterio a ordenarme, creí que iba al encuentro de mis hermanos en Buda...en el Divino...de mis hermanos de Sanga...!, y que recibiría una acogida amorosa...pero mis deseos de unión con la comunidad fueron interceptados por un muro gélido, que me recordaba que yo era tan solo un recien llegado...y que no formaba parte de ellos... En todo momento me he sentido mal acogido, y deshubicado...y no he encontrado ningún centro magnético al que unirme, salvo el mágico canto de los pajaros, que amorosamente me llevaba a la armonía interna y a la fusión en la conciencia Hishiryo...! Con amor y respeto, su hermano en Buda.

Francisco.